Relevancia: Regional
Clasificación: Inmueble
Fue en el año 1816, cuando Salvador Massó Palau arribó a nuestras costas procedente de Gerona –como otros tantos fomentadores catalanes–, a probar suerte con su industria salazonera. Cambió el Mediterráneo por el Atlántico de nuestras rías para fundar en las localidades pontevedresas de Bueu y Cangas de Morrazo, dos fábricas. Massó representa un considerable ejemplo de la importancia que la pesca, la salazón y la conserva; tuvieron en el desarrollo industrial de Galicia conformando un eje sur en la península del Morrazo. Hoy día se conservan como Bien de Interés Cultural su Fábrica de Conservas y la Factoría Ballenera de Massó, ambas edificaciones de tipología industrial que datan de entre 1816 y 1990.
Por otra parte, la tradición ballenera en Galicia que, tuvo su culmen en el siglo XVII, volvería a retomarse después de la II Guerra Mundial. Así, en 1955, la sociedad Massó Hermanos; junto a las firmas IBSA e Hijos de J. Barreras, fundan Factoría de Balea C.B., teniendo su planta en Punta Balea –Cangas de Morrazo–, muy próxima a la factoría Massó. Esta ensenada era el lugar escogido para cargar los cetáceos procedentes de las capturas realizadas en altamar. A través de unos raíles hendidos en la propia piedra de la ensenada de Cova Balea, tiraban de los cables a los que iban enganchados los mamíferos marinos; para ser posteriormente despiezados en el mismo arenal y trasladados a la planta de transformación. De ahí la denominación de la playa canguesa. En los años 70, tanto Factoría de Balea C.B., como Massó Hermanos, se fusionarían con IBSA: la coruñesa Industria Ballenera S.A., teniendo la familia Massó la mayoría del capital social en la empresa resultante.
La pesca de cetáceos se caracterizaba por realizarse entre abril y octubre, siendo el rorcual común y el cachalote las especies más buscadas. En 1980, uno de los barcos de la empresa, atracado en el puerto de Marín, sufre un atentado con explosivos y provoca su hundimiento. Este acontecimiento junto con la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional en 1986 –sobre la pesca de ballenas–, provocan el cierre de la empresa y de las factorías de Morás (1979) y Cangas (1985).
En 1816 Salvador Massó funda en la localidad de Bueu un almacén de salazón. En julio de 1883, junto a sus hijos Gaspar y Salvador; decide cambiar las técnicas de salazón por las conservas tipo Nantes, que fueron traídas a Galicia por industriales bretones. Estos conserveros franceses, a causa de la escasez de capturas de sardina en sus aguas, se aventuran por las costas atlánticas de Portugal y Galicia para poder continuar con su negocio. Ellos eran los que conocían el modo de conservar alimentos en envases de hoja-lata. De esta manera un problema de los conserveros franceses proporciona a Galicia, un tipo de industria referente, en el futuro de estas localidades costeras. Los franceses llegan a acuerdos con industriales gallego-catalanes que se dedicaban a la salazón para fundar sociedades; con el fin de fabricar conservas de pescado (sardina fundamentalmente) y posteriormente enviarlas a Francia. Se envían latas en blanco sin denominación de origen para que puedan pasar por francesas. En Francia a las latas enviadas, se les pone la identificación de la marca francesa sin mencionar el origen español del producto. Las conservas de sardina en aceite, fabricadas en Galicia, tienen tanta aceptación por los mercados, que los fabricantes de nuestras conserveras se dan cuenta que tienen que abandonar la dependencia francesa y abrir nuevos mercados con marca propia. Así, la firma Salvador Massó e Hijos habría comenzado su trayectoria conservera junto a los industriales franceses y a Félix R. Domingo en 1883 creando la sociedad La Perfección, con un capital social de 20.000 pesetas. Salvo la sardina toda la materia prima necesaria para la fabricación, al igual que el personal técnico venía de Francia. Massó aporta la sardina y el lugar de fabricación. Las latas se envían a la firma Dargenton y Domingo que las distribuye en Francia y otros países europeos.
La firma Massó tiene claro desde el principio que la innovación tiene que ser una característica de su marca, de esta manera sabe que la diversificación en nuevos productos y marcas es fundamental si quiere crecer como empresa. Así, muy pronto intenta fabricar conservas de otras especies como mejillón y berberecho. Massó además cree que la calidad del producto se debe ver en el interior y el exterior de la conserva, de ahí que cuide al máximo la presentación exterior del producto, toda en color, acompañada de una correcta información en el envoltorio para que el cliente sepa lo que compra.
En 1898 el fundador ha fallecido y los hermanos Gaspar y Salvador Massó creen que ya pueden volar solos y deciden disolver la sociedad con sus socios franceses. La nueva sociedad se dedicará a la fabricación de conservas y salazones de pescado, compra-venta de harinas, redes y cualquier objeto necesario para la pesca.
El período que abarcó la I Guerra Mundial, fue de gran bonanza económica para muchas empresas españolas. Al ser España un país neutral, Massó se vio favorecido, lo que le permitió una gran acumulación de capital. Estos fondos fueron invertidos en otras empresas de Vigo y comarca; también en la construcción de buques pesqueros de vapor. Los buques de Massó fueron los primeros en incorporar la caldera de vapor y el motor de explosión.
Durante la Guerra Civil, la sociedad Massó mejoró sus cuentas de resultados ya que suministró una buena parte de su producción al ejército del “bando nacional”, al igual que hicieron otras empresas alimentarias gallegas. En esta década de los años 30, Massó tenía en plantilla alrededor de 600 mujeres y 100 hombres. Las mujeres entraban de adolescentes en la fábrica como auxiliares de las veteranas que hacían el trabajo. Las auxiliares les daban las tapas de los envases a las mayores; y veían como se hacía. Un tiempo más tarde, las jóvenes realizaban el mismo trabajo bajo la vigilancia de aquéllas. Era la forma de aprender el oficio.
En estos años la fábrica de Bueu se había quedado pequeña para la producción de la firma y se requería una ampliación o construir una nueva planta. Esta última fue la opción elegida, y en 1937 se inicia la construcción de la fábrica en Cangas do Morrazo. La fábrica de Cangas se iba a construir sobre una parcela de 20 hectáreas, bajo proyecto del ingeniero Tomás Bolívar Sequeiros; y el arquitecto Jacobo Stens Romero. En el proyecto del nuevo edificio destacaba la torre y gran cristalera que llenaba de luz el interior de la planta construida en hormigón armado, y llegó a ser la mayor planta conservera de Europa. Contaba con una zona para fabricación de envases y otra para procesado de pescado y enlatado, además de los almacenes y las oficinas correspondientes. También se construyó un varadero para la reparación de barcos pesqueros y una zona para secado de redes y sus aparejos, además de fábrica de hielo y de harina de pescado, cámaras frigoríficas, taller mecánico y una central eléctrica. El complejo contaba también con guardería para los hijos de las empleadas, hospedería y viviendas para los trabajadores. En 1939 finalizaron las obras.
En los años 40, hubo escasez de sardina y además el nuevo régimen salido de la Guerra Civil era intervencionista en política de precios, con lo que limitaba los beneficios empresariales. Ante esta situación, Gaspar Massó opta por disponer de fábricas allí donde se obtenía la materia prima, de esta forma adquirieron una fábrica en Avilés para la anchoa y el bonito; y otra en Barbate para la sardina del Golfo de Cádiz.
Durante estos años, Massó posee un buen departamento de innovación, así la empresa desarrolla tecnología propia en cuanto a su maquinaria y adapta otras, creadas en otros países europeos. Esta nueva tecnología como la de canales de eviscerado y hornos de cocción continua, se utilizó en nuestra tierra y se pudo exportar a otros países ya que mejoraba la higiene del producto y aumentaba la productividad.
Los Massó también fueron importantes armadores ya que muy pronto se preocuparon por poseer buques pesqueros de bajura, lo que le proporcionaba mayor integración a su sociedad. Cuando Gaspar Massó llega a la dirección, decide que además de bajura, necesitan barcos que pesquen en un caladero muy importante para Galicia, como es el irlandés del Gran Sol. La construcción de la mayoría de estos barcos correrá a cargo de la empresa Hijos de J. Barreras.
Por otra parte, llegados los años 50 Gaspar Massó será uno de los socios importantes y presidente de la sociedad M.A.R. S.A., dirigida por Javier Sensat Curbera, que llegará a administrar hasta 103 buques de pesca, entre ellos una veintena pertenecientes a Massó Hermanos. Gaspar Massó fue uno de los más grandes capitanes de empresa que tuvo Vigo y comarca en el siglo XX. Recibió una empresa que engrandeció y multiplicó su valor absolutamente. Siempre tuvo una visión de empresa y de su sector a largo plazo intentando preveer lo que depararía el futuro. Para ello se ayudaba de sus viajes por todo el mundo, viendo plantas conserveras en toda Europa y también en Canadá y Estados Unidos, de donde traía ideas para modernizar la producción y mejorar la vida de sus trabajadores. También acudía a ferias y congresos del sector donde solía ser uno de los ponentes, ya que su opinión siempre era escuchada con atención. Representaría al sector conservero tanto en España como en el extranjero durante años.
En los años 70 la sociedad Massó Hermanos, junto a las firmas IBSA e Hijos de J. Barreras fundan Factoría de Balea C.B., teniendo su planta en Punta Balea, en Cangas de Morrazo, muy próxima a su factoría; con la mayoría del capital social en la empresa resultante. Cova de Balea, es una cala situada en el municipio. El color de su arena es blanco y su composición consta de arena limpia. Es una zona de aguas tranquilas. Con las mareas, el espacio de arena útil no varía mucho. Esta cala se encuentra en una zona semiurbana, por lo que fue aprovechada para arrastrar a los cetáceos que eran capturados por los barcos de vapor de la compañía, para ser despiezados allí mismo justo después, de ser arrastrados por cables que transcurrían por raíles creados en la propia roca de la ensenada, a tal efecto. Normalmente tiene un índice de ocupación bajo, con no más del 30% de la cala ocupada en temporada alta, esto puede ser debido a que resulta de difícil acceso y no está bien señalizada. Con una longitud de 15 metros y una anchura de 16, servía de puerta de entrada para la pesca de cetáceos que, se caracterizaba por ser llevada a cabo entre abril y octubre, siendo el rorcual común y el cachalote las especies más buscadas.
En los años 70 y 80, Massó sufre al igual que otras grandes conserveras, problemas de índole social y financiera, con gran elevación de costes debida a la subida de salarios. Además, acusan los problemas internacionales derivados de la crisis del petróleo surgida en 1973. En 1993 la Xunta de Galicia avaló un plan de viabilidad de la empresa además de adquirir el museo familiar. Al poco tiempo se cerró la factoría de Bueu y se redujo la plantilla con jubilaciones anticipadas, mientras se buscaba un comprador que nunca apareció. Meses después cerraba también la factoría de Cangas. Era el fin de una marca legendaria de la conserva gallega. En 1980 uno de los barcos de la empresa atracado en el puerto de Marín; sufre un atentado con explosivos y provoca su hundimiento. La moratoria de la Comisión Ballenera Internacional en 1986 sobre la pesca de ballenas provoca el cierre de la empresa y de las plantas de Morás (1979) y de Cangas (1985).
La política social de la firma Massó se puede resumir hablando de la trayectoria profesional de Ana María Soto Landeira; que fue la primera asistente social que trabajó en Galicia. La familia Massó la contrató para ayudar a las personas que trabajaban en sus fábricas. Al principio comenzó a hablar con los trabajadores y sus familias yendo a sus casas e intentando ayudar en problemas de toda índole. Ana María fue muy bien acogida llegando a conseguir que en la fábrica se instalase una guardería, con lo que mejoró mucho la higiene y la alimentación de los niños; gestionando a su vez numerosas becas de estudios para los hijos de las personas empleadas. En el recinto de la fábrica se construyó un comedor, una hospedería y viviendas para los trabajadores. Ana María Soto reconoció que la firma Massó Hermanos fue un modelo en el tema de la asistencia social con sus empleados.
En 1928, el padre de la radio: Guillermo Marconi llegó a Vigo en su yate Elettra. El inventor italiano estableció contacto con las fuerzas vivas de la ciudad entre las que se encontraba la familia Massó. Éstos le invitaron a su vivienda de Bueu mostrándole también su magnífica colección de valiosos libros, instrumentos náuticos y ejemplares de cartografía. Marconi les sugirió que concentrasen las colecciones en un museo. En 1932 la sugerencia de Marconi se hizo realidad y el museo Massó quedó oficialmente constituido. Hoy el magnífico museo se ubica en la antigua fábrica de Bueu y la titularidad del mismo la tiene la Xunta de Galicia desde el 4 de julio de 2002. Consta de dos plantas, en la planta baja se pueden ver embarcaciones tradicionales de pesca, útiles de salazón y maquinaria de la planta conservera. También se puede ver material utilizado en la caza de ballenas. En la planta superior se pueden contemplar instrumentos de relacionados con la navegación, la astronomía y la cartografía.
En cuanto a la situación actual del complejo Massó y su titularidad: La fábrica de Massó en Bueu es pública y pertenece a la red de museos de la Xunta de Galicia. En ella se encuentra el Museo Massó. La fábrica de Massó en Cangas es privada, pero con gestión pública. La fábrica de Massó en Bueu está restaurada y en uso. La fábrica de Massó en Cangas está abandonada y deteriorada. Ambas fábricas aparecen en el V del Plan Nacional de Patrimonio Industrial referido en el Catálogo Mínimo seleccionado por TICCIH-España. Están realizados los estudios técnicos y solicitada su inscripción por la Xunta de Galicia. La fábrica de Bueu se puede visitar y en ella se sitúa el Museo Massó. Por su parte la fábrica de Massó en Cangas está cerrada y no existe una gestión de visitas. En cuanto al estado de conservación de la primera, es bueno, sin embargo, la fábrica de Massó en Cangas está en un estado de conservación malo.
Los municipios de Cangas y Bueu, contaban con unas fábricas muy importantes para la industria de la salazón y la conservera. En Bueu se construye en 1883 la fábrica de conservas en lata sobre la antigua fábrica de salazón de principios del siglo XIX de Salvador Massó Palau.
A partir del siglo XIX, comienza la caza industrial de ballena dejando atrás la de tipo artesanal. Aparecen dos técnicas innovadoras: el perfeccionamiento del cañón lanza arpones por parte de los noruegos Svend Foyn y la segunda, la propulsión a vapor y el casco metálico de las embarcaciones.
Cangas es un municipio de la provincia de Pontevedra que pertenece a la comarca del Morrazo. Está formado por cinco parroquias: Aldán, Cangas, Coiro, Darbo e Hío. Este ayuntamiento destaca por sus preciosas playas. Entre ellas encontramos la Playa Cova de Balea, de unos 50 metros con arena blanca y fina.
ES_ GALICIA_Ría de Vigo
Puerto / Fondeo / Playasin datos del puerto
Localización
Cangas
(Pontevedra)
España
Rural
ServiciosEstá cerrada y no existe una gestión de visitas
Interpretablesin información
Horariossin información